Dia
de Muertos
La
celebración
de los
Días
de Muertos
en Oaxaca
es una
ceremonia
popular
que invoca
a los
espíritus
de los
ancestros
para invitarlos
a "convivir"
en el
mundo
terrenal,
por lo
que se
procura
agasajarlos
en la
forma
más
atenta.
Su visita
entre
nosotros
obedece
a un permiso
obtenido
desde
el más
allá
para que
las ánimas
de los
difuntos
puedan
visitar
a sus
parientes.
Los muertos
retornan
a su hogar
por que
son atraídos
por sus
antiguas
pertenencias
o por
el amor
de sus
deudos.
Es
posible
asegurar
que ninguna
población
de México
permanece
indiferente
a tan arraigada
tradición
que de alguna
forma fortalece
los vínculos
familiares
evocando
la memoria
de los seres
queridos.
Existen
vestigios
de las representaciones
de la muerte
llevados
al cabo
por las
diversas
culturas
que florecieron
antes de
la llegada
de los españoles.
Dichas culturas
sostenían
que con
los vientos
fríos
del norte,
llegaban
los espíritus
de sus muertos
a visitarlos
y para recibirlos
organizaban
fiestas
en su honor.
Desde
la evangelización
de Oaxaca
llevada
al cabo
por los
Dominicos
Fray Gonzalo
Lucero y
Fray Bernardino
de Minaya,
a la cabeza
de un sinnúmero
de misioneros
civilizadores;
se implementaron
las fechas
para celebrar
a los Fieles
Difuntos,
tomándose
como resultado
del culto
a los muertos
que ya tenían
los pueblos
aborígenes
y las preces
de la Iglesia
por los
antepasados.
En
la actualidad
la celebración
de Muertos
se inicia
a mediados
del mes
de octubre
con la adquisición
de los productos
que habrán
de colocarse
como ofrenda
en un altar.
Desde muy
temprano,
los mercados
se instalan
y se visten
de olores
y colores
característicos,
entonces
comienza
la concurrencia
de deudos.
Puede
encontrarse
entre los
productos
característicos
de la temporada:
el mole
negro, los
dulces oaxaqueños,
entre los
que no puede
faltar la
calabaza
en conserva,
las manzanitas
de tejocote
y el nicuatole,
acompañados
por el chocolate
y el pan
de muerto.
Todo esto
y las frutas
de la estación
son elementos
que se utilizan
para adornar
los Altares
de Muertos
y para rodear
las ofrendas
que se colocan
en honor
a aquellos
que han
partido
ya de este
mundo.
El
primero
de noviembre
es día
de "llevar
los muertos",
la costumbre
consiste
en obsequiar
a parientes
y amistades
de la familia
una dotada
muestra
de las viandas
que integran
la ofrenda
de muertos.
La entrega
se hace
casa por
casa. Este
día
se venera
a los "angelitos",
es decir
a los parientes
que murieron
siendo niños.
El día
dos de noviembre
se venera
a los finados
adultos.
Todos
los Santos
y los Fieles
Difuntos
son ocasiones
para que
nuestro
pueblo ejerza
sus ancestrales
costumbres.
Algunos,
orando por
sus familiares
pasados,
otros yendo
a los cementerios
para adornar
las sepulturas
que permanecen
en los panteones,
elaborando
así
los ALTARES
DE MUERTOS.
Gran
parte de
la preparación
de estas
fiestas
se ve reflejada
en la construcción
de los Altares
de Muertos,
ofrenda
que se hace
para honrar
a los familiares
fallecidos,
ya que según
la creencia
popular,
ellos vendrán
a visitar
sus moradas
y a sus
familias
en este
día.
Los Altares
de Muertos,
son instalados
en las casas
de sus familiares
o en los
mismos panteones
sobre las
tumbas y
la varía
de acuerdo
a las tradiciones
de cada
región.
Todo lo
que el fallecido
disfrutó
en vida,
es recordado
al preparar
el altar;
la ofrenda
se coloca
el día
31 de octubre
por la mañana,
y es todo
aquello
que los
deudos vendrán
a saborear
y disfrutar.
Estos
altares
se levantan
generalmente
sobre una
mesa forrada
con un mantel
o una sabana
blanca o
bien con
papel de
china "picado";
en las patas
frontales
de la mesa,
se amarran
unas cañas
de azúcar
o carrizos,
a los que
se les da
la forma
de arco
triunfal,
por donde
se da la
bienvenida
a los fieles
difuntos.
Tradicionalmente
en todo
Altar de
Muertos
jamás
se olvida
colocar
la flor
de muerto,
y el oloroso
"cempasúchil",
y también
las flores
de otro
tipo. Otra
de las ofrendas
que nunca
se soslayan
y se sitúan
en los altares
para que
las ánimas
de los difuntos
se alumbren,
es la lámpara
que contiene
el aceite
de higuerilla,
las velas
de cera
blanca o
amarilla
y veladoras.
Dependiendo
de cada
familia,
las imágenes
religiosas
y fotografías
de los finados
también
suelen colocarse.
Desde
el tiempo
prehispánico
hasta nuestros
días,
ha sido
costumbre
entre nuestros
pueblos,
colocar
en el altar
de muertos
la ofrenda
de copal
o incienso,
substancias
que al ser
quemadas,
producen
olores aromáticos;
esta ofrenda
estaba considerada
como uno
de los principales
tributos
a las divinidades.
Una
vez colocado
el altar,
nadie puede
tocar absolutamente
nada. Los
invitados
son los
muertos
y son ellos
quienes
inician
el convite,
en su retorno
al inframundo,
ya satisfechos,
únicamente
se llevarán
el olor
y la savia
de los platillos,
sólo
después
de ellos,
todo podrá
ser probado
por los
deudos.
Por
todo lo
anterior,
"Los
Días
de Muertos"
representan
una mezcla
de tradición,
culto, fiesta,
magia e
historia
en Oaxaca.
Es un espectáculo
magnífico
el que se
vive en
los panteones;
como el
Panteón
General
adornado
con más
de 2 mil
400 veladoras,
o qué
decir del
Concurso
de Altares
de Muertos,
de los magníficos
adornos
de las tumbas,
del ingenio
y esmero
de los familiares
para agradar
a los ya
finados
y de toda
esta expresión
de amor
terrenal.
La
Ciudad de
Oaxaca se
prepara
para esta
reunión
con los
difuntos,
y en cada
uno de los
Panteones
se tienen
actividades
que es posible
compartir,
vivir y
experimentar
por cada
uno de nosotros.
Cuando
los difuntos
se han ido,
ha pasado
otro año
el día
concluye
con una
esperanza
con tintes
manifiestos
de alegría
de vivir
frente a
la muerte
Hoy estamos
libres de
esa angustia
por que
sabemos
que existimos
Hoy no podemos
ni debemos
pensar en
la muerte
¿
Y mañana?
mañana
nos burlaremos
y también
jugaremos
con ella.
FUENTE:
Municipio
de Oaxaca
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